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Siente la verdadera esencia

  • Foto del escritor: Mónica Usero
    Mónica Usero
  • 24 dic 2015
  • 2 Min. de lectura

La navidad se hace cada día más presente en nuestras casas, en las calles,

en las tiendas, en los anuncios, y hasta en la sopa.

Muy lejos de las compras arrebatas, los carros llenos de comida

y los centros comerciales llenos de gente

La navidad tiene otro significado

mucho más profundo

mucho más natural

más acorde con la naturaleza

más consciente

"La llegada del invierno y la navidad tienen grandes connotaciones simbólicas. Periodo de oscuridad, de introspección y recogimiento, que da la pauta y que permite la renovación y el posterior ascenso de la luz, siendo un hito en el circuito de la naturaleza, que es un espejo del cosmos. Participar en este caso significa fundamentalmente morir o dar entrada a la simbología y a la energía de la muerte, para que cumpla su parte en el gran psicodrama del mundo.

Presenciar, meditar, sacrificar o actuar el solsticio y en general el invierno conforme a su arquetipo es una forma de no reprimir la muerte (aunque de por sí su naturaleza es irreprimible), hacerla visible y conversar con ella, para así nutrirnos en el recogimiento y acercarnos a nuestra alma y al alma del mundo (que se entrelazan más en el valle y en la oscuridad que en la luz y en el cielo, donde domina el espíritu).

Podemos imaginar que en el solsticio invernal nosotros también hacemos el viaje del Sol, descrito por tantos mitos, hacia el inframundo, donde muere ante las fuerzas de la oscuridad y entierra sus huesos en la tierra para luego surgir otra vez y continuar su ascenso hacia el cenit veraniego. En este proceso hay una alquimia primigenia, cuya observación nos conecta con el instinto de los animales de reservar sus energías en invierno. Coincide esta temporada en la alquimia con el período en el que la tierra en su profundidad fermenta la prima materia de la cual se preparará la medicina.

La Navidad, como la experimentamos actualmente, parece ser todo lo contrario de este arquetipo del invierno; más que aceptar la tristeza de la escasa luz y de la naturaleza apagada, parece reaccionar con una falsa felicidad. ¿Qué tan navideño suena decir: “Es tiempo de estar tristes y solos y observar los movimientos oscuros de nuestra alma, de morirnos al menos un poco y reflejar las cenizas en el seno de la naturaleza”? Quizás no suene muy navideño, pero si nos jactamos de querer vivir en armonía con la naturaleza, esto es lo que refleja el tiempo –y es que cada tiempo tiene una particular cualidad inmanente, que es lo que permite cosas como la sincronicidad. Así entendido, la magia de la Navidad, de esta época del año, porque tiene magia, es la muerte, son las perlas de la depresión, los sueños del inframundo."

Texto: : ALEJANDRO MARTINEZ GALLARDO

Fotografía: Mónica Usero Photgraphy


 
 
 

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